¡Te doy la bienvenida al Palabrerío!
Vas a encontrar de todo, locuras, experimentos, uno con un teclado (ese es un pesado) y mucho más.

Sos libre de continuar bajo tu propio riesgo. Yo solo soy un cartel de bienvenida.
No digas que no te avisé.

martes, 18 de octubre de 2011

El espejo y el trozo de alma.

Parece una melodía de piano, aunque está lejos de ser de esas de aliento. Suena más como alguien buscando refugio, del frío, de la lluvia, de el enemigo, de el mismo. O de ella, como está oscuro no se ve bien.

Y el piano sigue sonando...

Su aliento es desesperado, como si no tuviera nada más que dar, como si no tuviera más deseos. La melodía le pone un espejo en el camino, y se mira, y rebusca en los rincones de su reflejo una pista de su ser. No encuentra nada, una total y monocromática ausencia es lo único que le devuelve su mirada. Tan solo ecos, monótonas repeticiones de lo que alguna vez fue.

Silencio...

Mientras el piano muere lentamente, toma un trozo de su alma y escribe en el espejo: "No quiero quedarme. Sé que dicen que el miedo desaparece con el día, pero nunca dicen que a la noche siguiente vuelve, aún más negro y agrio que la noche anterior. Momentos de mi vida que quisiera olvidar, momentos que quisiera reemplazar, momentos que quisiera recordar. No niego que me gustaría quedarme, sobrevivir de hecho, es todo lo que quiero. Pero no puedo, hay algo que me llama del otro lado. No importa cuán fuerte cierre los ojos la sigo viendo...la única salida, la única dirección."


miércoles, 12 de octubre de 2011

Ojos, abismos y ceguera.

Ahogarme lentamente en tus ojos ¿qué mejor?
Sentir que el tiempo se detiene en cada parpadeo ¿hay algo más real acaso?
Ver el mundo en tus ojos y tus ojos en el mundo.

Casi sin darme cuenta, me dejo caer por ese abismo, que me lleva hasta los rincones de lo existente, y tal vez, más lejos aún. Es como una corriente que me arrastra, tan poderosa que sé que es inútil intentar nadar en contra. Pero no importa, porque también sé, que por más perdido que me encuentre en un principio, estoy en tus ojos, el lugar más hermoso en este mundo ciego, donde no importa si los ojos ven o no, el corazón no siente. Y nadar, y ahogarme en tus ojos, en tu abismo.

martes, 11 de octubre de 2011

La nada, Gris y Yo.

Como en el gris, en la nada también hay belleza, una tan inexplicable y peculiar como la del gris. Tan inexplicable como el vestido naranja. La nada, es una de esas cosas bellas que me abstraen y me hacen pensar en lo peculiar que es el mundo en sí.

Mi mente racional condena la nada, no puede apreciar lo que hay en ella. Gris en cambio, tiene una maravillosa capacidad de ver la belleza donde a simple y racional vista, no la hay.

En la nada hay paz, una profunda paz, en cada respiro, en cada latido a mi alrededor. En la nada, hay soledad, pero no es problema, me gusta, aunque el vestido naranja haya volado lejos y su color se sienta lejos. Por otro lado, aquí en la nada, todo está tan vivo que es imposible sentirse solo.

Como el gris, la nada no tiene pretensiones de ser algo más, porque ya lo es todo. Es un mundo en cada brisa de viento sur, es un mundo en cada latido de cada arbusto, es un mundo dentro mío.

Su inmensidad me deja sin habla, pero al rato me doy cuenta de que no necesito palabras, porque francamente, no se puede explicar con mente y palabras humanas algo tan inexplicable e irracional como la nada. Y mejor dejarlo así.