¡Te doy la bienvenida al Palabrerío!
Vas a encontrar de todo, locuras, experimentos, uno con un teclado (ese es un pesado) y mucho más.

Sos libre de continuar bajo tu propio riesgo. Yo solo soy un cartel de bienvenida.
No digas que no te avisé.

lunes, 24 de marzo de 2014

Una flor.

Una flor.
Un tallo, un conjunto de pétalos y colores.

Una flor.
Una raíz, una sed de agua, un deseo de ser más.

Una flor.
Una flor que de para la poesía, una flor de jardín o de florero.

Una flor.

















Para vos.

sábado, 22 de marzo de 2014

Uno de esos días.

Buscando. ¿Qué  estaba buscando? No recordaba si era un algo o alguien. No recordaba si fue ayer, o antes de ayer, o mañana. Pero hoy estaba buscando, sin recordar si era importante o sólo un capricho. 

La duda lo asaltaba de repente, y con la misma urgencia, lo volvía a abandonar en el siguiente trago de cerveza. Sentía una profunda frustración, parte por no saber qué estaba buscando -si era verdad que buscaba algo- y por otra parte, lo frustraba que la misma frustración no lo dejara disfrutar de su cerveza en paz. 

¿Qué era? Podía sentir que era algo importante, sino no habría tantas voces en su cabeza gritándole para que se apure con la cerveza porque debía orinar. Si las voces decían que debía terminar su cerveza debía ser importante, pues de seguro necesitaría otra cerveza para poder resolver eso...sea lo que fuere.

Pero no lograba recordar qué era eso que le picaba, hacía que la cerveza se sintiera tan ácida y que le daba ese horrible dolor de cabeza.

Se enteró él después, según los rumores de mucha gente vestida todo de negro y que parecían observarlo, que habían aumentado la dosis de sus medicamentos ya que los tradicionales parecían no tener efecto sobre -palabras de ellos- su "condición" y que debido a eso, se le había prohibido terminantemente el consumo de alcohol, ya que la combinación podría causarle una descompostura o hasta un paro cardíaco. 

Claro que OTRA vez nadie se había dignado a avisarle. Parecía que iba a ser uno de esos días OTRA vez.

viernes, 21 de marzo de 2014

Con la arena ardiendo bajo sus pies.

Pobre blog querido, te tengo tan abandonado compañero...

Hacía meses que no llovía. La sequía hizo retroceder los bosques, lejos y hacia arriba en las montañas. El río que solía atravesar el pueblo, hoy poco más que un triste hilo de agua, apenas alcanzaba para satisfacer las necesidades de un ocasional caminante sediento. 

El pueblo, antes la corona de un hermoso y verde valle, no era más que un terruño, parte de la misma sequedad que -oh la ironía- inundaba el paisaje. La gente hacía tiempo que había huido, corridos por el viento la sed y la fatiga abrumadora de desfallecer lentamente bajo el sol; el humo de los fuegos les pesaba en los ojos y en el corazón y el calor les secaba la vida. 
Muchos eligieron quedarse y pasar a formar parte de la tierra que los había visto nacer, quizás con la esperanza de que sus cuerpos ayudaran a volverla verde otra vez;  el resto empacó lo poco que les quedaba y se marcharon sin mirar atrás, con la arena ardiendo bajo sus pies y con el corazón seco de lágrimas.


Este es un fragmento de una idea que se me ocurrió hoy a la noche, mientras veía El Hobbit (ya sé que es mala, no me crucifiquen, y si, leí el libro) La idea de un hogar perdido (en ambos casos "quemado" "seco") Es una idea que espero poder expandir y lograr la bendita historia que tengo dando vueltas en mi cabeza desde hace pfff añares. Inspirado enormemente también por la talentosa Liliana Bodoc, autora de la saga de los confines, y por otra genia, Isabel Allende. Las dos tienen una forma increíble de escribir y de "pintar" sus escritos que yo admiro produndamente.