En fin, así estaba el, caminaba sin ver nada que le guste, los negocios estaban cerrados y no había ningún lugar que ofreciera pilotos de lluvia. La calle estaba ahora en perfecto silencio; la lluvia había disminuído y ya no se escuchaba su continuo gotear sobre la vereda, el se detuvo en seco cuando sintió que "algo" faltaba, miró hacia arriba y pudo ver un par de estrellas que, insolentemente, rompían la perfecta armonía de un día lluvioso. El maldijo por lo bajo, y empezó a caminar un poco más apurado, ahora quería llegar cuanto antes a su casa, para secarse y recordar en compañía de un café bien caliente, lo hermoso de la lluvia.
Así estaba el, ahora sí sentía el frío de la ropa mojada, le parecía escuchar el lejano "te lo dije" de su madre...el "te dije que tuvieras tu campera a mano", recuerdos, que una noche de ex-lluvia y frío presente sacan a relucir.
Ahora cerca de su casa, sacando la llave del bolsillo, manos entumecidas de frío, la promesa de un café bien caliente sentado en su sillón. De pronto, un ruido, no, más bien un sonido, una melodía...un saxo! no conocía esa canción, así que se acercó al sonido, una silueta en la pared de un callejón, sombrero, campera de cuero y jeans, pies descalzos, pies de mujer. Inconsciente, preguntó si quería un par de medias y zapatillas...mirada desconfiada...y un café? preguntó de nuevo...asiente, entran, y aún antes de poner el agua, la habitación ya olía a café...