Y el piano sigue sonando...
Su aliento es desesperado, como si no tuviera nada más que dar, como si no tuviera más deseos. La melodía le pone un espejo en el camino, y se mira, y rebusca en los rincones de su reflejo una pista de su ser. No encuentra nada, una total y monocromática ausencia es lo único que le devuelve su mirada. Tan solo ecos, monótonas repeticiones de lo que alguna vez fue.
Silencio...
Mientras el piano muere lentamente, toma un trozo de su alma y escribe en el espejo: "No quiero quedarme. Sé que dicen que el miedo desaparece con el día, pero nunca dicen que a la noche siguiente vuelve, aún más negro y agrio que la noche anterior. Momentos de mi vida que quisiera olvidar, momentos que quisiera reemplazar, momentos que quisiera recordar. No niego que me gustaría quedarme, sobrevivir de hecho, es todo lo que quiero. Pero no puedo, hay algo que me llama del otro lado. No importa cuán fuerte cierre los ojos la sigo viendo...la única salida, la única dirección."