No es ningún accidente, el habernos encontrado en este desenfreno de estrellas
naufragando en lo negro de la noche
a esta tempestad que nos sacude, me aferro.
A esta tempestad de sentir,
tu espalda contra la mía, viendo desaparecer las costas conocidas
mientras que la infinidad se apodera del panorama.
De esta tempestad somos cómplices.