Neutro como es, emocionalmente hablando, es bello.
No tiene ni la alegría del naranja, ni la energía del rojo.
No tiene la vida del verde, ni la fortaleza del marrón.
Es tranquilidad de un domingo a la mañana, es la paz de quién ya ha dicho todo lo que tenía para decir.
No tiene pretensiones, el gris no pretende ser blanco o negro, porque ya es ambos.
Gris no es tristeza de negro, ni alegría de blanco. Es ambos.
Me gusta el gris, lo prefiero, no es nada y es todo.
Gris y yo nos parecemos mucho. Ninguno de los dos demuestra mucho, nos basta con manifestar una parte. No pretendemos ser más de lo que somos, gris no pretende ser blanco y yo no pretendo ser alguien más.
Los dos somos, y nos gusta así.