Porque allá atrás no se puede volver, es imposible.
Toda mi vida fueron saltos, a cada uno lo superé sin pensarlo casi, sin miedo siquiera. No puedo entender por qué le temo a este, a este borde, al siguiente abismo.
Dame la mano, tengo miedo. Saltemos juntos que tal vez podemos charlar durante la caída.
El reloj sigue su irritante tic-tac. El salto se hace inminente. Casi que tenemos un pie en el aire. El vacío, la negrura, son tentaciones. ¿Cuándo llegará la hora del salto?
Mentí cuando dije que no se puede evitar el salto. Se puede si, pero serías capaz de resistir el no saber qué te espera abajo? No te molestaría saber que te estás perdiendo de algo?
La vida está hecha de saltos y caídas. Fatales caídas? No, pero contundentes. Nosotros sabremos cómo caer...
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