Y quisiste vaciar tus ojos de expresión, tus mejillas de color. Cansada del mundo y sus prejuicios, decidiste volverte una más del montón.
Tenías miedo, te asustaba esa nada desconocida, porque en el fondo sabías que seguías siendo vos; la peli-azul de siempre, la de risa fácil y sincera, la que pintaba ojos para ver el mundo a su manera.
Pero eras demasiado especial para ellos, brillabas demasiado, así que decidieron tratar de apagarte, y mierda, que casi lo consiguen.
Pero no te dejaste; te diste cuenta del poder que te daba tu pelo azul y sonrisa fácil, de que tus ojos pintados también revelaban las verdades que siempre te quisieron ocultar; a pesar de todo, seguiste brillando con esa luz tuya.
Yo te lo agradezco.
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