Tal vez soñar la realidad sea la salida. Tal vez una realidad soñada no lo sea. Una de dos o ninguna.
Pero si es ninguna, ¿qué es entonces? Una delgada capa de sueño sobre una capa igual de delgada de realidad. La línea que las separa puede llegar a ser tan fina, fácilmente se desdibuja. Es entonces, en el que la vida se vuelve tolerable, hasta incluso disfrutable. Es en ese "entremundos" en el que nos encontramos, hablamos, amamos y odiamos. En ese lugar y en ese momento, podemos ser y hacer lo que se nos antoje.
Espacio sin espacio, tiempo sin tiempo.
Logramos despegarnos del suelo y del minutero, y vivimos.
Vivimos y descubrimos. Descubrimos y vivimos con más gusto todavía.
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