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viernes, 25 de julio de 2014

Experimento III/ Nadia.

Volando sobre un inmenso mar de nada, Nadia espera la ola que la haga despertar en su cama de sábanas frías, de sudor frío, de fiebre hirviente.
Nadia se sentía bien volando sin rumbo. Para Nadia, ella volaba en un inmenso mar de un azul grisáceo; para los doctores Nadia volaba de fiebre, pero eso no lo sabía Nadia.

Nadia tenía el pelo del mismo color que el mar que deliraba, muy probablemente producto de una apuesta perdida, pero que al final le quedó gustando. Tenía la piel blanca como la espuma de las olas, tenía la frescura del golpear de las olas, pero hervía.
Nadia era mar, era olas y era espuma, pero hervía.
De vez en cuando, muy de vez en cuando, se despertaba y  no era más Nadia-Mar, se transformaba en Nadia-Enferma, Nadia-No-Te-Mueras, Nadia-Despertate y era lágrimas suyas y lágrimas de una gente muy extraña que la rodeaba. Tenía que ser muchas cosas a la vez y eso le molestaba, entonces volvía la fiebre y ella volvía a ser Nadia-Mar azul grisáceo, esperando la ola que la haga despertar.