¡Te doy la bienvenida al Palabrerío!
Vas a encontrar de todo, locuras, experimentos, uno con un teclado (ese es un pesado) y mucho más.

Sos libre de continuar bajo tu propio riesgo. Yo solo soy un cartel de bienvenida.
No digas que no te avisé.

jueves, 9 de diciembre de 2010

Esperar por esperar.

Esperaba ya por más de 15 minutos en la parada del colectivo, con el viento a su espalda y el lento amanecer en frente suyo. Era raro, un viento helado y un cielo despejado; sin una nube. Era raro, no encontrarse solo pero no acompañado. Era raro encontrarse esperando un colectivo que nunca vendría. "Me parece que hoy no pasa" dijo el que se encontraba a su lado, para luego despedirse con un escueto "chau". Ahora no era raro, el conocía muy bien la soledad, el sabía lo que se sentía esperar sin saber a qué o quién, esperar por el simple hecho de esperar a que pase algo. El sol seguía su lenta escalada por el cielo, un poquito más alto cada vez...un poquito más arriba en el firmamento. En un acto de reflejo, el saca su celular y mira la hora, 7:30 de la mañana, ya debería estar en la escuela, el salón de la rutina, el salón del "todos los días la misma cosa". Pero si el colectivo no llegaba, el no tendría ni la culpa ni el ausente, simplemente el diría que el micro no llegó y asunto resuelto.
Pero resulta que el micro llegó, por lo que no le quedaba más remedio que subirse.

martes, 7 de diciembre de 2010

El genio pensaba y reía dentro de su lámpara, escondida bajo la arena.
El leprechaun contaba sus monedas de oro y reía.
Las gárgolas de la iglesia contemplaban a los humanos pasar y reían.
Reían las hadas, cual dulce melodía. Reían los duendes de sus travesuras.
Reían las brujas, los magos, los elfos, las dríadas...todos ellos.
Contemplaban al humano llorar por lo perdido, llorar de felicidad, llorar de emoción. Contemplaban al humano sin entender porqué le resulta tan difícil reír.