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jueves, 11 de agosto de 2011

Su vestido naranja, nada tiene que ver...

Es extraño el silencio, es como una presencia. Algo indescriptible y terrible, algo hermoso y aterrador. No es silencio de soledad, no es silencio de que no quiere hablar. Es silencio de aquel que no tiene qué decir, que prefiere su silencio. Silencio del secreto que no ha de ser revelado. Secreto terrible, recóndito y aterrador. O recóndito y hermoso, no hay diferencia, secreto es y ya. Simple el silencio absoluto, más compleja se me hace su causa. ¿Por qué de tu presencia oh silencio?¿ Qué haces aquí oh silencio? Donde antes no estabas te hiciste presente. ¿Quién te viera venir oh silencio, que no avisó de tu llegada a este lugar otrora ruidoso ahora silencioso? Palabras, han volado ya lejos de aquí como la tela de su vestido naranja al viento sureño. Pero no, su vestido naranja al viento sureño no es asunto nuestro, no hoy. El silencio intriga mis sentidos. Creo escuchar palabras, si, pero son tan vacías de significado como de tristeza su rostro esa tarde de vestido naranja y viento sureño. Vuelve oh silencio, que yo si te aprecio. Yo comprendo tu naturaleza y te acepto tan vacío como puedas ser, porque sé que no estás vacío. Sé, que estás lleno de esas hermosas cosas que representan la calma y la paz, y hay tan poco de eso en estos días...

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