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jueves, 29 de diciembre de 2011

La vida y el río.

Bueno, no me pude resistir, esto de escribir en papel se hace raro y difícil (jaja, tecno mode on)...pues NECESITABA dar un poco de cuerda a mi propia locura. Entonces, esta entrada va a ser un tanto caótica, se los advierto...este es el último punto, si pasas de acá ya no podés volver atrás, vas a tener que leer toooodo.

Me puse a pensar lo rara que sería la vida sin un mar al que llegar. ¿Cómo pensar una vida sin un lugar al que llegar y hallar paz? Todos necesitamos un lugar al que "decantar", necesitamos de un lugar al que "desembocar"...como los ríos ¿me siguen?
La vida que nos tocó vivir es como la de los ríos...nosotros SOMOS ríos. Tenemos un viaje turbulento, lleno de curvas, remansos, correntadas y finalmente el mar, finalmente la paz.

Me gusta pensar en que algún día encontraré la paz, así como el río encuentra al mar. Pero, no hay nada malo en ese viaje ¿cierto? Piensen en la hermosura de los ríos, en el sonido que hace la corriente entre las piedras. Ese paisaje único que se forma cuando el río toma una curva, formando un remanso, todo rodeado de un verde imposible de siquiera imaginar. Siento que puedo probar dos cosas, usando estas simples comparaciones como argumento: 1- El río tiene un recorrido tortuoso, difícil, lleno de obstáculos, pero finalmente llega al mar, donde todo es paz, un simple ir y venir de las olas, PAZ ¿están de acuerdo? Esto prueba que no importa cuán difícil se plantee el camino, sabemos que la paz se encuentra al final.
2- El hecho de que el recorrido del río sea difícil, no implica que no sea hermoso, al contrario, esto hace que sea más hermoso aún...cuanto más variado el recorrido, más experiencia, eso creo yo al menos. Esto prueba que no importa cuán difícil sea, vale la pena vivir y recorrer nuestro propio río.

No sé por qué me planteé esto, pero tenía que salir.

No digas que no te lo advertí.

1 comentario:

  1. "Me gusta pensar en que algún día encontraré la paz, así como el río encuentra al mar".. Me gusta pensar que, carente de ella, siendo un rio que se tuerce, inagotable, trazando fronteras y valles..., puedo encontrar el mar de alguien más, para enseñárselo. Todos sus sinlímites y sus olas; Me gusta imaginar que le doy paz a otro.

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