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sábado, 15 de diciembre de 2012

Guardapelo.

Sobre su cuello descansaba una suave cinta blanca, de la cinta colgaba un guardapelo y en el guardapelo una canción, suave y cristalina como la nieve que caía sobre la cabaña. O tal vez la canción era la nieve, y en el guardapelo una foto tras el fino cristal. A su vez, la foto sonaba con la canción de la nieve, la canción de cristal; o tal vez era el momento guardado en la foto, el que sonaba con la canción de cristal.
De todas formas, el punto es que cuando Blanca abrió el guardapelo, foto, momento y melodía salieron y crearon un momento nuevo, tan frágil y precioso como el cristal que los guardaba.

El reloj marcó la una y media de la madrugada. Susurró sus campanadas cristalinas, suaves como la nieve que caía sobre la cabaña.

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