¡Te doy la bienvenida al Palabrerío!
Vas a encontrar de todo, locuras, experimentos, uno con un teclado (ese es un pesado) y mucho más.

Sos libre de continuar bajo tu propio riesgo. Yo solo soy un cartel de bienvenida.
No digas que no te avisé.

lunes, 25 de julio de 2011

La vida al borde del salto.

Estamos siempre al borde no? Atrás nuestro está lo que fuimos, y allá abajo está lo que aún no somos. Pero está. No hay otra, hay que saltar. Podés tomar todo el aire que quieras antes del salto, podés retrasar el mismo salto si querés, pero no podés evitar saltar.
Porque allá atrás no se puede volver, es imposible.
Toda mi vida fueron saltos, a cada uno lo superé sin pensarlo casi, sin miedo siquiera. No puedo entender por qué le temo a este, a este borde, al siguiente abismo.
Dame la mano, tengo miedo. Saltemos juntos que tal vez podemos charlar durante la caída.
El reloj sigue su irritante tic-tac. El salto se hace inminente. Casi que tenemos un pie en el aire. El vacío, la negrura, son tentaciones. ¿Cuándo llegará la hora del salto?

Mentí cuando dije que no se puede evitar el salto. Se puede si, pero serías capaz de resistir el no saber qué te espera abajo? No te molestaría saber que te estás perdiendo de algo?

La vida está hecha de saltos y caídas. Fatales caídas? No, pero contundentes. Nosotros sabremos cómo caer...

No hay comentarios:

Publicar un comentario