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jueves, 29 de julio de 2010

Lluvia.


Empezó a caer, suavemente, era tan solo un rumor, un suave murmullo, una voz en la lejanía.
Pero con el correr de los momentos, fue perdiendo timidez, se hacía presenta cada ves más y más decididamente, ahora era un desesperado grito de "¡ESCÚCHENME!", pero sonaba como dicho por miles de personas, una multitud clamando por atención. Como fieras atacaron el suelo...inundando baldíos y calles. Lo que la gente considera daño, o malo, a mi me renueva. Se siente tan bien mirar al cielo y que el cielo te devuelva la mirada con millones de gotas sobre tu cara.
Pasó el estruendo, y la lluvia es un suave rumor otra vez. Y así, rumorosa, aprovecha que saliste de tu refujio y te quiere mojar, mojar tu pelo, mojar tu cara, mojarte y mojarte hasta que tu impermeable no te sirva. Yo también quiero mojarme, salir a la lluvia y gozar de este refresco, me habla, son voces cantarinas y bajitas las que hablan, las que dicen "en la lluvia todo es posible" y es cierto, en la lluvia hasta el más firme se resbala, hasta el más sucio se lava y hasta el más duro se ablanda.

Lluvia, inunda y salva, embarra y limpia. Los dúos más peligrosos y sin embargo tan armoniosos.
Lluvia.

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