¡Te doy la bienvenida al Palabrerío!
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sábado, 4 de febrero de 2012

Te dedico un poema, y sus vueltas.

-Te dedico un poema- Dice una voz, tal vez soñando el mañana. 
¿Soñaba? Tenía que ser, la realidad hubiera tenido una lluvia por la tarde y un café en la vereda.
Además, había algo que no encajaba en todo esto...la música de fondo, no era la correcta. Debería estar sonando un Jazz de los tristes, no esa irritante música de ascensor. 

-No necesito un poema ahora- Dice otra voz. -Pero es un poema de los lindos- replica la primer voz, y empieza a recitar. 
El donde-sea en el que se encontraran se transforma en poema, venido desde las mismas raíces de nuestro poeta-soñador, y el poema brota y sigue brotando...

Ya habrá un juzgado que dictamine si fue pasional, negligente, alevoso o premeditado.

La segunda voz está muda. La primera sigue desarmándose en versos y más versos. 
El cuarto pasa de ser un campo de flores, a ser una calle del centro de un pueblito remoto, a ser la orilla del mar en la noche del 31, a ser una noche sin luna ni estrellas.
La realidad pasa a ser el sueño, pasa a ser lo imposible. La realidad perdió su lugar.

-No necesito un poema ahora- repite la segunda voz, y se aleja.

-Pero es uno de los lindos- repite la primer voz, apoyada contra el marco de la puerta.
Y reaparece el café, la lluvia y el Jazz triste.

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